La gestión forestal sostenible consiste en la administración y uso del terreno forestal de manera que mantenga su biodiversidad, productividad y capacidad de regeneración. De esta forma, un bosque gestionado de forma sostenible garantiza su continuidad y cuidado.
¿Y qué significa esto? De un bosque autosostenible solo se corta el 80% de lo que produce al año. Por cada árbol que se tala, como mínimo se planta otro. Así, cada año hay más y más árboles. Consumir madera de estos bosques ayuda a mantenerlos y cuidarlos.
Los árboles actúan como sumidero de carbono, almacenando los gases de efecto invernadero en su biomasa. 123 plantones de árboles cultivados durante 10 años pueden secuestrar el carbono emitido por un año de conducción de un coche.
Las tasas relativas de absorción de CO2 son mayores cuanto más joven es el árbol. Regenerar un bosque, talando y replantando, supone un gran beneficio medioambiental. Los nuevos árboles multiplicarán el grado de absorción del bosque.
Materiales de construcción como el hormigón y el acero dependen de las reservas de minerales existentes. Sin embargo la disponibilidad de la madera está garantizada en la medida en que se produzca y utilice de manera responsable.
Si quieres saber más sobre la huella de carbono, echa un vistazo al post que escribimos pinchando aquí.