La madera de roble sumergida en un pantano pudo transformarse en unos preciosos tablones de roble.
Las zonas pantanosas guardan en ocasiones curiosos secretos. Y esto fue lo que ocurrió durante el dragado de una zona pantanosa del río Elba, al sur de Hamburgo (Alemania). Apareció cubierto de lodo el tronco de un roble de turbera. Una turbera es un tipo de humedal ácido, generalmente de origen glaciar, en el cual se ha acumulado materia orgánica.
Tal y como nos comentan en este artículo de Madera Sostenible, el tronco fue rechazado en un primer momento por una serrería debido a sus dimensiones. Ni siquiera pasaba por la garganta del aserradero. Pero entonces Andreas Hünerfaut, experto en trabajar con troncos difíciles, se encargó de este roble.
Gracias a un aserradero portátil Wood-Mizer LT40 consiguió aserrar unas tablas de este curioso roble. A pesar de haber pasado mucho tiempo bajo el agua, estaba bastante bien conservado. Además la madera de roble estaba teñida de un bonito color marrón debido a los taninos disueltos en el agua ácida. Tras este descubrimiento, Andreas promovió la búsqueda de más troncos escondidos bajo el lodo. Lograron recuperar unos 40 troncos de roble de turbera más.
Aplicando la dendrocronología, el Instituto de Ciencia Forestal de Hamburgo estimó que los troncos de roble extraídos de las ciénagas tenían más de 2.000 años de antigüedad. El tronco de mayor diámetro presentaba un anillo de crecimiento que databa del año 221 AC.